Resulta un hecho prácticamente indiscutible que Man with a Movie Camera es una de las películas más importantes y trascendentes de la historia. Una de esas joyas que Lang y Godard querían recordar en su amistosa charla, cuyo paso por el tiempo en vez de hacerla obsoleta la encumbró como uno de los grandes pilares sobre los que se sustenta la cinematografía contemporánea.
Man with a Movie Camera es el resultado final de los experimentos visuales que, gracias a su profundo conocimiento técnico e incluso mecánico del cinematógrafo, el director ruso/polaco Dziga Vertov desarrolló en su famosa serie Kino-Pravda, compuesta por 23 documentales de veinte minutos cada uno, en los que Vertov buscaba explorar nuevas posibilidades y técnicas asociadas a la captura de imagen, así como documentar, del mismo modo que décadas después lo intentaría el cinéma vérité, la realidad y los comportamientos humanos sin que la presencia de la cámara generara desviaciones antinaturales.
Filmado en Ucrania después de que Vertov se cerrara las puertas del gobierno ruso tras sus duros ataques al célebre Acorazado Potemkin de Eisenstein, Man with a Movie Camera es un documental que retrata la cotidianidad en las ciudades de Odesa, Kiev y Járkov, enfocándose principalmente en la representación de trabajos proletarios fuertemente influenciados por la revolución industrial, así como en la coexistencia del hombre y la máquina, tema que era una de las grandes pasiones de Vertov.
Mineros, telefonistas, transeúntes y deportistas, son algunos de los sujetos abordados por el director polaco en los múltiples segmentos del documental que, a pesar de no tener argumento alguno mas que funcionar como una estilizada ventana a la realidad, es capaz de hipnotizar casi noventa años después, gracias a la enorme habilidad de Vertov para posicionar la cámara y generar encuadres fantásticos, al espectador contemporáneo acostumbrado al frenetismo del cine de entretenimiento hollywoodense.
Extraordinario compendio técnico, Man with a Movie Camera se atreve a jugar con cámaras aceleradas, animaciones cuadro por cuadro, cámaras lentas, encuadres atípicos, travellings y demás técnicas extremadamente novedosas para la época. Todo esto aunado a una edición absolutamente demencial para los estándares de los años veinte, en la que Vertov realizó 1775 cortes en apenas 68 minutos de metraje, situación que generó confusión en los espectadores al momento de su estreno, pero que cimentó las bases para el lenguaje cinematográfico moderno.
Impactante experiencia sensorial, Man with a Movie Camera es un viaje estilístico por los ideales de perfección asociados al socialismo ruso y en particular al marxismo, doctrina por la que Vertov sentía un profundo afecto, así como una reacción en contra de las técnicas narrativas tradicionales y en especial de la teatralidad y el drama, considerados por el director polaco como vil opio para las masas. Sin embargo, por encima de todo lo anterior, el filme es, hasta el día de hoy, una de las vivencias más poderosas que pueden tenerse en una sala de cine.
Man with a Movie Camera es el resultado final de los experimentos visuales que, gracias a su profundo conocimiento técnico e incluso mecánico del cinematógrafo, el director ruso/polaco Dziga Vertov desarrolló en su famosa serie Kino-Pravda, compuesta por 23 documentales de veinte minutos cada uno, en los que Vertov buscaba explorar nuevas posibilidades y técnicas asociadas a la captura de imagen, así como documentar, del mismo modo que décadas después lo intentaría el cinéma vérité, la realidad y los comportamientos humanos sin que la presencia de la cámara generara desviaciones antinaturales.
Filmado en Ucrania después de que Vertov se cerrara las puertas del gobierno ruso tras sus duros ataques al célebre Acorazado Potemkin de Eisenstein, Man with a Movie Camera es un documental que retrata la cotidianidad en las ciudades de Odesa, Kiev y Járkov, enfocándose principalmente en la representación de trabajos proletarios fuertemente influenciados por la revolución industrial, así como en la coexistencia del hombre y la máquina, tema que era una de las grandes pasiones de Vertov.
Mineros, telefonistas, transeúntes y deportistas, son algunos de los sujetos abordados por el director polaco en los múltiples segmentos del documental que, a pesar de no tener argumento alguno mas que funcionar como una estilizada ventana a la realidad, es capaz de hipnotizar casi noventa años después, gracias a la enorme habilidad de Vertov para posicionar la cámara y generar encuadres fantásticos, al espectador contemporáneo acostumbrado al frenetismo del cine de entretenimiento hollywoodense.
Extraordinario compendio técnico, Man with a Movie Camera se atreve a jugar con cámaras aceleradas, animaciones cuadro por cuadro, cámaras lentas, encuadres atípicos, travellings y demás técnicas extremadamente novedosas para la época. Todo esto aunado a una edición absolutamente demencial para los estándares de los años veinte, en la que Vertov realizó 1775 cortes en apenas 68 minutos de metraje, situación que generó confusión en los espectadores al momento de su estreno, pero que cimentó las bases para el lenguaje cinematográfico moderno.
Impactante experiencia sensorial, Man with a Movie Camera es un viaje estilístico por los ideales de perfección asociados al socialismo ruso y en particular al marxismo, doctrina por la que Vertov sentía un profundo afecto, así como una reacción en contra de las técnicas narrativas tradicionales y en especial de la teatralidad y el drama, considerados por el director polaco como vil opio para las masas. Sin embargo, por encima de todo lo anterior, el filme es, hasta el día de hoy, una de las vivencias más poderosas que pueden tenerse en una sala de cine.
2 comentarios:
Hacia tiempo que no me pasaba por este blog, como siempre muy buena reseña, hay algo que siempre me emociona de las peliculas que ahora se consideran pilares del cine, esta me la anoto para verla pronto. Por cierto, veo que hiciste un analisis de la pelicula irreversible, tan pronto la vea leeré tu analisis.
Oye, Hya una obra que REALMENTE quiero recomendarte, a mí me fascino, es una miniserie pero en serio vale la pena. Es la primera temporada de "True Detective", salio este año. Buscala.
Saludos.
Querido Elisaul, ya me han dicho varias cosas respecto a True Detective. Tendré que verla. Un abrazo.
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